Volvemos a
Portugal, un reencuentro ansiado, una vuelta a ese país vecino en el que, a
pesar de la proximidad, de la familiaridad y de sentirnos como en nuestra propia casa, siempre
tenemos la sensación de que nos encontramos en un destino especial, fascinante e
incluso, en algún sentido, exótico. Nos apetecía
volver a encontrarnos otra vez con la vida portuguesa, respirar la calma, sentir de nuevo la belleza del paisaje, el embrujo de sus rincones, refrescar a Saramago, saborear una gastronomía deliciosa, disfrutar de la amabilidad de sus gentes y perdernos. Casi nada.
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